De Alma, Animo y Psique - Cuestiones Etimológicas

 

Los latinos usaban la palabra anima como termino correspondiente a la palabra griega psyché (yuch) (respiro, aliento, hálito, exhalación) que indicaba aquél soplo vital que, según el concepto antiguo, residía en el interior de los seres vivientes y era expirado en el momento de la muerte.

Los mismos usaban la palabra animus, co-radical al griego anemos (anemoz) (viento), que indicaba los estadios superiores racionales y emotivos de la interioridad humana.

La religión cristiana hizo asumir a la palabra griega anemos el significado completamente nuevo de parte espiritual e inmortal del hombre, centro de su vida moral, del pensamiento, de la voluntad libre, de los valores éticos. La nueva acepción se transfirió así sobre la voz latina anima, a medida que el cristianismo se difundía en la parte occidental del Mediterráneo.


El sustantivo animus quedó entonces fuera de uso, mientras anima tuvo continuación en todas las lenguas derivadas del latín. En italiano se tuvieron dos derivados: alma de origen popular pero que fue utilizada luego en la lengua poética y anima  de origen culta, religiosa y filosófica. En castellano, alma.


A inicios del siglo pasado inicia a difundirse en Europa la investigación científica de la personalidad humana, efectuada con métodos experimentales  y con practicas de laboratorio ya afirmados en otros ramos de la biología y de la medicina. Había que buscar un término que fuese distinto a anima. Para indicar el complejo de la conciencia, del pensamiento, pero también del inconsciente, de las pulsaciones y de las ansias, fue así utilizada de nuevo la palabra psyché, adaptada en castellano a la forma psique.


Del latín animus y en consecuencia del griego anemos (anemoz) se deriva en castellano el sustantivo animo que indica valor, esfuerzo, energía, intención, voluntad y que como interjección se usa para alentar o esforzar a alguien.

 
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